No se si será la ilusión de estar en una casa nueva o que ahora me ha dado por lo viejo, pero lo cierto es que tengo muchísimas ganas de restaurar o mejor dicho arreglar, creo que la palabra restaurar me queda un poco grande, todas aquellas cosas que ya no sirven tal y como están, que pasan por mis manos o ven mis ojos. Creo que me estoy obsesionando, miro al lado de todos los contenedores por los que paso, por si las moscas. A veces es increíble lo que tira la gente. Mesas, sillas, mesillas... un montón de cosas que pueden quedar divinas con un poco de pintura.
En esta ocasión, rescaté del desván un cabecero de hierro de una cama que había pertenecido a mis abuelos, y que por ser de ellos, no se había tirado. Esta totalmente oxidada, pero creo que el resultado os va a gustar. Ahora es un buen momento para arreglar estas piezas, pues está de moda el blanco en los muebles y a mi me encanta.
Este es mi actual reto
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Hace 5 años